En la industria moderna, las mallas han dejado de ser un simple elemento de protección visual o solar para convertirse en soluciones técnicas esenciales en sectores como la ingeniería civil, minería, agricultura y construcción de infraestructura. Estos sistemas están diseñados para resistir condiciones extremas y cumplir funciones específicas como el refuerzo estructural de suelos, la estabilización de taludes, el control de erosión y la contención de materiales.
Fabricadas con materiales como acero galvanizado, polímeros de alta resistencia o fibras naturales, estas mallas permiten desarrollar proyectos más seguros, sostenibles y eficientes. Desde carreteras y puentes, hasta presas, rellenos sanitarios o zonas agrícolas, su aplicación es cada vez más frecuente y estratégica.
En este primer artículo de nuestra serie sobre tipos de mallas para aplicaciones industriales, exploraremos algunas de las más utilizadas en proyectos de alto impacto: mallas geotextil, de gaviones, geomallas y biomallas. Conoceremos qué son, cuáles son sus beneficios y en qué tipo de obras o entornos resultan más útiles.
Las geomallas son estructuras planas hechas de polímeros como poliéster, polipropileno o polietileno, utilizadas para reforzar suelos, capas de pavimento o muros mecánicamente estabilizados. Se dividen en uniaxiales (refuerzo a una sola dirección), biaxiales (refuerzo en dos direcciones) y triaxiales (refuerzo tridimensional más eficiente).
La malla geotextil es un material sintético, similar a una tela, fabricado con fibras poliméricas como poliéster, polipropileno o poliamidas. Su diseño le permite adaptarse a terrenos irregulares, haciendo posible su uso en una amplia variedad de aplicaciones geotécnicas. Su función principal es la filtración, separación, drenaje o refuerzo de suelos, por lo que resultan imprescindibles en proyectos civiles, ambientales e hidráulicos.
Los gaviones son mallas metálicas electrosoldadas tipo hexagonal, que forman cestas o jaulas rellenas de piedra o materiales áridos. Se utilizan como muros de contención, control de erosión o refuerzo estructural en caminos, taludes y márgenes fluviales. Son una solución natural y permeable.
Las biomallas o mantos orgánicos son mallas fabricadas con fibras naturales como coco, yute o materiales biodegradables. Se utilizan para controlar la erosión en taludes, ríos, terraplenes o áreas con revegetación, especialmente en obras temporales o en zonas ecológicas.
En conclusión, las mallas técnicas son una solución clave para garantizar seguridad, estabilidad estructural, eficiencia y sostenibilidad en proyectos industriales, agrícolas y civiles. Cada tipo de malla responde a una necesidad específica y, al conocer sus ventajas y aplicaciones, es posible optimizar costos, tiempos de instalación y durabilidad en cualquier proyecto.
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